Portada : Crónica la Estrella | Miércoles 24 de enero de 2007 |
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Sólo dos tiendas permanecen abiertas: la Sastrería Beiza y la de Carlos Jurgensen. Debido al torbellino de la ropa en serie y de menor costo, muchas de estas tiendas desgraciadamente han ido desapareciendo del sector.
En ocasiones, la vida va tan rápido que es difícil pararse y mirar lo que hay alrededor.
Tiendas únicas en su especie como las sastrerías son un claro ejemplo. Si bien cada vez quedan menos, por la cantidad de multitiendas que ofrecen trajes en cómodas cuotas, quedan algunas que persisten.
Las telas
Raúl Lara, el sastre chileno preferido de Ricardo Montaner, nos cuenta que la tela de confección de las multitiendas es fusionada, pero este invento viene de Alemania, el cual era óptimo hasta que acá lo "chilenizaron" y se convirtió en "un papel engominado que se estropea cuando llevan la tela al lavaseco", teniendo, lógicamente, mucho menos durabilidad que alguna prenda de sastrería.
La diferencia
La idea de las sastrerías es ofrecer un producto de alta calidad e identificar un cuerpo con una prenda determinada.
Un sello personal que va pegado a las hombreras y en el corte de la tela, que sin duda, sería difícil encontrar en alguna tienda de esas que ofrecen créditos.
Por el contrario, la idea del concepto de "lo único" se va perdiendo a medida que cantidades de poleras, chaquetas y abrigos idénticos se pasean en las vitrinas y en las calles.
A quien no le ha pasado más de alguna vez encontrarse en la calle con la misma polera, pantalón o chaqueta en otra persona... Bueno, eso pasa cuando se adquiere la ropa en lugares donde se repiten los modelos una y otra vez. No pasaría aquello con modelos de sastrerías.
Generaciones
Este tipo de tiendas obedece a clientes que se cobijan en la tradición. Muchas veces nietos han llegado con la idea de que quieren algo para vestir, después de haber visto a sus abuelos adquirir trajes.
"Los lolos piden pantalones a la cadera, hubo un tiempo que me pedían patas de elefante pero eso ya se pasó", nos cuenta Jaime, de la Sastrería Beiza.
Sin duda, los trajes de gala, novios y graduación lideran la tabla de los más pedidos a fin de año.
Sin embargo, como muchos pueden pensar, el público mayoritario de las sastrerías es femenino.
Según Jaime Beiza, ellas sacan modelos de las revistas italianas y francesas y piden los mismos que aparecen, pero a la medida, como se acostumbra. "Un poco de arreglos por aquí por allá y tienes un modelo de primera línea", nos cuenta.
Diario la Estrella Valparaíso
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